La rabia es una enfermedad viral infectocontagiosa de naturaleza mortal, la cual se presenta en casi todas las regiones del mundo. La excepción son las zonas protegidas debido a su posición insular, tales como Gran Bretaña y Australia. La enfermedad cursa con una encefalomielitis aguda que puede alcanzar a todos los mamíferos. Se presenta con dos ciclos bien definidos.
Urbano: En
este ciclo la fuente de infección o reservorio son los perros y gatos, siendo
los primeros los de mayor importancia epidemiológica en la transmisión de la
enfermedad.
Selvático: La
fuente de infección o reservorio son los animales silvestres: zorros,
zorrillos, coyotes y lobos, éstos tienen marcada importancia en Norte América y
Europa; y los murciélagos cuyo mayor problema se encuentra limitado en América
Latina.
La producción de anticuerpos monoclonales contra la
rabia, ha favorecido la investigación epidemiológica, pudiéndose establecer la
distribución geográfica y temporal de las cepas de virus rábico en un brote y
su interrelación entre las especies que actúan como reservorio o transmisores.
Han sido identificadas ocho variantes antigénicas en
muestras de virus rábico procedentes de América Latina y el Caribe. En
Venezuela, se han establecido dos variantes, la 1 de origen canino y la 2 de
origen vampiro, lo cual ha permitido a las autoridades sanitarias realizar una
mejor vigilancia epidemiológica al ubicar los verdaderos reservorios de la
enfermedad.
Agente
etiológico.
La rabia es causada por un virus perteneciente al género Lissavirus, familia Rhabdoviridae, tiene forma de bala con un diámetro de 80 y 180
nanómetros de largo. Su genoma está constituido por ácido ribonucléico (ARN) de
cadena simple. El virión contiene cinco proteínas y una cubierta externa lipídica.
Se reconocen cuatro serotipos. El Serotipo 1 comprende todas las cepas conocidas
del virus rábico, tanto de calle como fijo, su distribución es mundial,
mientras que los serotipos del 2 al 4 se han aislado en África y Europa.
Características
de la enfermedad en el hombre.
En el hombre, el periodo de incubación oscila entre 15 y
60 días, pero puede prologarse hasta ocho meses o más, dependiendo de la
cantidad de virus que penetra a través de la mordedura, del lugar en donde se
ha producido ésta y de la gravedad de la misma, mientras más alejada se
encuentre del sistema nervioso central, más largo será el período de
incubación.
La enfermedad se inicia con sensaciones de angustia,
malestar general, ligero aumento de la temperatura corporal, dolor de cabeza,
irritación a nivel de la herida y continúa con una fase de hiperestesia,
sensibilidad marcada a la luz y el sonido, midriasis, sialorrea, espasmos
severos de los músculos de la deglución, lo cual obliga a rechazar cualquier
bebida y evita la deglución de la saliva. El individuo presenta convulsiones
generalizadas y espasmos de los músculos respiratorios. Las fases de excitación
y parálisis tienen una duración variable y el curso de la enfermedad en los
humanos es de aproximadamente seis días antes de sobrevenir la muerte.
Características
de la enfermedad en los animales.
Bovinos,
equinos, ovinos y caprinos: La rabia es transmitida por la
mordedura de vampiros. Tiene un período de incubación entre 15 y 45 días, en
algunos casos es mayor. Los síntomas predominantes son del tipo paralitico, se
inician con malestar general. Los animales se apartan del grupo, presentan pelo
erizado, midriasis, somnolencia, depresión, lagrimeo, catarro nasal, se rascan
en el sitio de la mordedura. Con el avance de la enfermedad se observa
incoordinación del tren posterior a los 3 ó 5 días, el morro se cubre de una
baba amarillenta y espumosa. La duración de la enfermedad es de 2 a 10 días
aproximadamente. La emaciación es notable hasta la muerte.
Perros
y gatos: El período de incubación, entre 10 y 60 días o más,
presenta una fase prodrómica, ésta se manifiesta con cambios de conducta,
molestia por la luz, intranquilidad, aumento de los reflejos, anorexia,
irritación en el sitio de la mordedura, estimulación genito- urinaria. Después
de tres días, el animal presenta excitación y una marcada agresividad, tiende a
morder todo tipo de objetos, animales y hasta sí mismo, produciéndose graves
laceraciones; hay sialorrea y parálisis de la musculatura laríngea, lo cual
produce un característico aullido ronco y prolongado en la fase terminal. En
algunos casos se presentan convulsiones generalizadas, incoordinación y parálisis
de músculos del tronco y extremidades. En los gatos, la mayoría de las veces la
enfermedad es del tipo furiosa, muy similar a los perros, y entre los dos o
tres días de haberse manifestado la excitación sobreviene la parálisis del tren
posterior. En la forma muda predominan los signo de parálisis y la fase de excitación
es muy corta. La parálisis comienza por cabeza y cuello, esto produce la
sospecha de que tenga un hueso atorado, y por tratar de socorrerlo las personas
se exponen a la infección. Luego viene la parálisis general y muerte. El curso
de la enfermedad es entre uno y diez días.
Animales
salvajes: El período de incubación es variable y raramente menor
de diez días o mayor de seis meses. Los zorros, coyotes, chacales y lobos son
considerados los más susceptibles; mofetas, mapaches, murciélagos y mangostas,
en menor grado. Las zarigüeyas son las menos susceptibles. La sintomatología
clínica en zorros, mofetas y mapaches, infectados experimentalmente, es similar
a la que presentan los perros. La mayoría es del tipo furioso. La duración de
la enfermedad en zorros es de dos a cuatro días y en mofetas de cuatro a nueve.
En los murciélagos, hematófagos y no hematófagos, se observa la rabia furiosa,
en algunos casos puede presentarse la forma muda.
Fuente
de infección y modo de transmisión.
Los huéspedes, animales que mantiene el virus rábico en
la naturaleza, son los carnívoros y quirópteros. Los herbívoros y otros
animales no mordedores no desempeñan ningún papel en la epidemiologia de la
rabia.
En el ciclo urbano, el perro es el principal vector,
transmitiéndose la infección a través de mordeduras de un perro a otro y de
éste al hombre y otras especies domesticas, ya que la eliminación del virus se
hace por la saliva. En la rabia silvestre el virus se mantiene en la naturaleza
en forma similar a la anterior, actuando como vectores algunas especies
carnívoras y quirópteros, los cuales transmiten la infección a los animales domésticos
y al hombre.
El virus rábico no penetra la piel sana, lo hace a través
de mordeduras, rasguños y membranas mucosas, viajando por las terminaciones
nerviosas hasta el sistema nervioso central, a partir del cual se inicia la
eliminación a través de las glándulas salivales, lagrimales, la mucosa nasal y
órganos, tales como pulmón, corazón y riñón. Se ha descrito la transmisión
intrahumana en casos de trasplantes de cornea, donde no se sospechó la rabia en
los donantes, y la transmisión aerógena en personas que han permanecido en
cuevas donde se refugian murciélagos infectados y otros por mal manejo del
virus en el laboratorio.
Diagnostico
Las técnicas de laboratorio utilizadas para el
diagnostico de la rabia, deben ofrecer condiciones optimas de precisión,
rapidez y economía. En la actualidad existen dos técnicas que cumplen con estos
requisitos.
Prueba
Directa de Anticuerpos Fluorescentes (AF).
Es la prueba microscópica más efectiva por su alta
sensibilidad, especificidad y el poco tiempo que requiere realizarla. Es rápida
y relativamente poco costosa, sólo se necesita experiencia y práctica
constante, con reactivos y materiales adecuados a cargo de personas
competentes. Se puede llegar a un diagnostico definitivo en pocas horas.
Es una prueba serológica donde se detecta una reacción
antígeno – anticuerpo, en la cual se emplea un colorante (conjugado) que no es
más que anticuerpos antirrábicos coloreados con una sustancia fluorescente, el
cual al unirse al antígeno presente en el tejido en estudio, se visualiza la
reacción a nivel del microscopio.
Para ejecutar la prueba AF se realizan impresiones del tejido cerebral en láminas de
vidrio, éstas se fijan con acetona por 20 minutos a -20 °C; pasado este tiempo
se cubren con el colorante o anticuerpos específicos de la rabia (conjugado).
Luego de un proceso de incubación de 30 minutos a 37 °C, enjuague y pase por solución
buferada por 10 minutos, se observa en un microscopio especial para
inmunofluorescencia.
Un resultado positivo a esta técnica es definitivo, en
caso de que la prueba dé un resultado negativo, se procede a realizar la
segunda técnica.
Prueba
de diagnostico biológico: En todos los casos en que una muestra
resulte negativa a rabia por AF, es
imprescindible practicar la inoculación intracraneal de animales de laboratorio
para aislamiento del virus, ya que no siempre se puede detectar
microscópicamente el virus en el encéfalo de animales muertos de rabia, debido
a la forma irregular como se distribuye el virus en la masa encefálica. Se
puede encontrar positividad sólo en animales sacrificados, cuando la enfermedad
haya evolucionado completamente.
Diagnostico negativo a la prueba de inoculación en
ratones, significa que la muestra de cerebro enviada al laboratorio está exenta
de virus rábico. Diagnósticos positivos a la inoculación en ratones, significa
poca cantidad de virus presente en el cerebro sospechoso y que no fue posible
detectarlo por la prueba AF, ha sido
aislado en la prueba biológica y se declara positivo el diagnostico por prueba
biológica.
Tipos
de muestras y conservación para el envío al laboratorio.
Todo animal sospechoso de padecer rabia debe ser
capturado y mantenido en observación durante 10 días, si es posible dejando que
la enfermedad evolucione hasta la muerte. El sacrificio prematuro disminuye la precisión
del diagnostico de laboratorio, ya que los corpúsculos de Negri se desarrollan
en el tejido cerebral en relación directa con la evolución del proceso clínico
de la enfermedad. Si las circunstancias obligan a sacrificar al animal, se debe
evitar lesionar la cabeza, ya que se reduciría la utilidad para el diagnostico.
Igualmente no se recomienda el uso de venenos químicos que puedan causar
dificultad en las pruebas biológicas. En el caso de equinos es recomendable el envío
de trozos de médula cervical y lumbar.
Una vez decapitado el animal, la cabeza se conserva a
baja temperatura y se envía lo más pronto al laboratorio de diagnóstico, acompañado
de los datos más importantes: especie, propietario del animal (casa, finca,
haras, otro) datos de mortalidad, vacunación, otro. El material debe enviarse
debidamente empacado y sellado.
En el caso de que la distancia sea muy lejana y el traslado
de la muestra se dificulte, es preferible enviarla en solución de glicerina al
50%, mezclando en partes iguales: glicerina químicamente pura y solución salina
fisiológica e introduciendo cortes de cerebro en suficiente cantidad para que
las cubra, en un tarro o frasco de rosca cerrado herméticamente; acompañarlo
con la respectiva información.
En el caso de utilizar la congelación para el envío de
muestras, se debe tomar en cuenta que aunque el virus se conserva, no se puede
hacer un examen microscópico rápido, ya que la muestra debe ser descongelada
previamente.
Medidas
de control.
Humanos: En
el caso que una persona tenga que tomar una muestra para diagnostico, es
necesario que se tomen precauciones tales como: uso de guantes de goma, para
evitar la infección al cortar la cabeza del animal o tomar las muestras de
cerebro. Igualmente, se recomienda que toda persona que esté expuesta al virus
rábico, personal de laboratorio o aquéllas que por el tipo de trabajo que
realizan, tengan que manejar animales domésticos o salvajes, deben estar
protegidos contra la rabia, mediante una inmunización previa a la exposición.
Esta inmunización pre-exposición, según El Comité de Expertos de la Rabia de la
Organización Mundial de Salud, consistirá en tres inyecciones de vacuna
antirrábica, administradas en los días 0, 7 y 28 (vacuna de células diploides
humanas - VCDH) o tres dosis (una diaria) con refuerzos a los 10 y 20 días
después de la última dosis (vacuna en cerebro de ratón lactante - CRL).
Cuando las personas vacunadas tengan que seguir expuestas
al riesgo de infección, deberán revacunarse a intervalos de uno a tres años con
nuevas dosis de refuerzo.
Una persona que haya sido mordida por un animal rabioso o
salvaje o haya tenido contacto directo con un animal positivo a rabia, sin las
debidas precauciones al tomar la muestra para diagnostico, o al aplicar un
tratamiento durante la enfermedad, debe acudir al Centro de Salud más cercano a
su domicilio, ya que la decisión de aplicar la vacunación antirrábica debe ser
tomada sólo por el médico del Servicio Sanitario. Estos tratamientos post-exposición
constan de siete dosis de vacunas (CRL) una diaria más un refuerzo a los diez
días de la última dosis.
Las medidas profilácticas tienen como objetivo limitar el
virus al punto de entrada. El tratamiento local de la herida se basa en la
limpieza a fondo y la infiltración con suero antirrábico. Generalmente, el
largo periodo de incubación permite que la inmunización activa dé lugar a la
producción de un titulo adecuado de anticuerpos antes de que el virus alcance
el sistema nervioso central. La inoculación combinada con suero y vacuna,
constituye el método más efectivo. Los anticuerpos séricos instauran una
barrera inmediata, la cual detiene el paso del virus y se conservan durante 14 días
aproximadamente, momento en el cual aparecen los anticuerpos procedentes del
estimulo inmunogénico de la vacuna.
Animales:
Para el control de la rabia urbana los procedimientos más usados tienen por
objeto:
- Reducción de la población de animales susceptibles, mediante la inmunización de los perros y gatos con dueño.
- Eliminación de los perros callejeros.
- Eliminación de animales silvestres que puedan intervenir en el ciclo de transmisión.
- Aplicación de un programa de educación sanitaria.
- Control sobre los traslados de animales y manejo de animales expuestos.
- Apoyo de un número necesario de laboratorio de diagnostico.
Para controlar la rabia de ciclo silvestre se debe
reducir la población de animales susceptibles, manteniendo el rebaño (bovinos,
equinos, caprinos, otro) inmunizado, revacunando anualmente, utilizando
biológicos de reconocida calidad y aplicados en adecuadas condiciones,
siguiendo las recomendaciones del laboratorio productor, en cuanto a dosis y vía
de aplicación. Además se debe controlar la población del agente transmisor
(murciélagos hematófagos) mediante capturas con redes de nylon y aplicación de
pomada anticoagulante, en forma controlada y utilizando personal adiestrado.
Bibliografía
Bracamonte, M. 2000. Zoonosis más frecuentes en
Venezuela. Fondo Nacional de Investigaciones Agropecuaria. Centro Nacional de
Investigaciones Agropecuaria (FONAIAP). Instituto de Investigaciones
Veterinaria. Maracay, Venezuela. pp. 24-32. (Serie D No. 41).
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